¡Hola! Ya es hora del acto final. La segunda parte de mi aventura marroquí. No tienes idea de cuánto he esperado para volver a esta historia, así que continuemos.
Una de las cosas que más me emocionaba acerca de este viaje era el Museo de Yves Saint Laurent, un monumento al diseñador francés, a su trabajo y a todo lo que le debe a la región que cambió la manera en la que solía ver la moda y tal vez hasta el mundo. Gracias a Marruecos, Saint Laurent dejó atrás su estilo monocromático para abrirse paso con una paleta mucho más colorida, retratando la esencia de la ciudad.
Mientras estuve allí, dentro del museo ubicado cerca del Jardín Majorelle, comprado por Saint Laurent y por Pierre Bergé en 1980, pude disfrutar de la primera exposición en solitario en Marruecos de Christo Vladimirov, que es también su primera exposición en un museo de moda: Femme 1962 – 1968, una oda al cuerpo femenino a la evolución del proceso creativo, compuesta de dibujos y collages que jamás habían estado en el ojo público. La pieza central de la exposición era Wedding Dress, una escultura hecha por el artista en 1967. ¿Sabías que Christo dijo que los momentos en los que cada proyecto es creado, no se pueden repetir? “Son únicos. Existen y luego desaparecen para siempre”. Es por eso que él usa fotografías para mantener esos instantes. Esto es algo que podríamos aplicar a la vida diaria: todos los momentos, una vez vividos, se van. Por lo tanto, deberíamos disfrutar tanto como podamos, ¿no crees?
Y hablando de disfrutar, de verdad pasé un muy buen rato en la exposición permanente del museo: Una retrospectiva al trabajo esencial de Saint Laurent, mostrada en un espacio diseñado por Christophe Martin. Imagina estar allí, en un lugar inmersivo, frente al mundo de Yves Saint Laurent, con la oportunidad de conocer más acerca de lo que lo inspiraba, a través de prendas que rara vez son vistas por el mundo. Es toda una fortuna que desde el inicio, el diseñador haya decidido hacer un archivo de sus piezas y prototipos, para que ahora nosotros podamos darle un vistazo a su mente. En la exposición no solo se pueden apreciar prendas, sino también bocetos y películas, música y fotografías. Se trata, sin lugar a dudas, de una experiencia que vale la pena vivir.
Es increíble, ¿sabes? El ver cómo Yves Saint Laurent dejó de ser el asistente de Christian Dior para convertirse en un director creativo digno de su título, que le sentaba tan bien como un saco a la medida le queda a un hombre elegante.
Dentro del museo fui testigo de fotografías y pinturas hechas por varios artistas como Andy Warhol, Irving Penn o Bernard Buffet. Publicidad, comisiones de revistas o retrato del diseñador parisino que complementan la experiencia.
Hojas de especificaciones de sus colecciones, patrones y lienzos también. Kits de prensa e invitaciones, libros de ventas, hojas de trabajo y, por supuesto, piezas de la historia de Yves Saint Laurent, como un niño en Orán y como un hombre en París. En efecto, la fundación Pierre Bergé–Yves Saint Laurent es dueña de una colección única y obsesiva difícil de repetir.
Desde el inicio, sus colecciones inspiradas por amigos, como Catherine Deneuve, o Marruecos o China o África (la Imaginary Voyages) fueron controversiales gracias a su fama. ¿Tenías idea de que Saint Laurent creó una colección llamada “The Scandal” inspirada por Paloma Picasso?
Dentro de los muros del Museo de Yves Saint Laurent, encontrarás todo elheritage de la marca y, al final, te sentirás un poquito más cerca del genio detrás ese corazón que vemos en cada colección, el mismo corazón, pasión y dedicación que dejó para nosotros en este mundo.